viernes, 27 de noviembre de 2020

EL PODER DE NUESTROS PENSAMIENTOS: las frases hirientes, no corrigen, pero si dañan emocionalmente; lo que corrigen son los límites

Uno de los elementos con los que los psicoterapeutas trabajamos radica específicamente, en las ideas  que forman  nuestra mente, basadas en nuestras experiencias, principalmente las adquiridas en los primeros años de vida.

Conforme vamos creciendo tendemos al discernimiento, sin embargo siendo niños nos inclinamos a creer en todo lo que nuestros cuidadores nos dicen, debido a que; al percibirnos como indefensos o incapaces de sobrevivir por nosotros mismos, creemos totalmente en los adultos, ya sean nuestros padres o las personas que están a cargo de nosotros; además de que psicológicamente existe un apego y amor natural hacia nuestros progenitores.

Generalmente nuestros conflictos emocionales tienen origen en estas relaciones iniciales. De ahí la importancia de que estas figuras nos provean de pensamientos positivos acerca de nosotros y así crear una autoestima sana.

Cuando nuestros padres siembran en nuestra mente ideas positivas de nosotros mismos, tales como  “eres un buen chico” “estoy orgulloso de ti”,  “eres muy inteligente”,  “eso te queda bien”; damos paso al crecimiento positivo. Sin embargo, cuando los padres siembran ideas tales como “no sirves para nada”, “todo te sale mal” “eres torpe” “ya no te quiero”, empiezan a cultivarse esas ideas, porque creemos que nuestros padres no se equivocan y entonces concluimos que si mi padre me dice que soy torpe es porque seguramente es verdad. Y curiosamente al sembrar estas ideas, nuestra mente empieza a trabajar y a volver parte de nuestra personalidad estos pensamientos, e inconscientemente empezamos por actuar como nos dicen que somos, y de esa forma “confirmar” que realmente nuestros padres tienen razón.

Uno de los trabajos inmediatos del terapeuta es precisamente desenterrar esas ideas negativas y cambiarlas por ideas  positivas, reflexionando en que las personas que nos proveyeron de esas ideas, no son perfectas, también tienen errores y por lo tanto empezar a cuestionar que eso que nos dijeron seguramente es erróneo, que las palabras hirientes que nos sembraron tienen que ver con ellos mismos y no con nosotros y que por lo tanto esas ideas no nos pertenecen.

Ningún ser humano es totalmente negativo, todos tenemos cualidades y defectos. Desgraciadamente tendemos a centrarnos más en lo negativo que en lo positivo. Podemos ver que  nuestro hijo lleva buenas calificaciones y pocas veces lo felicitamos, sin embargo si tira un vaso de agua en la mesa, gritamos e insultamos. Y el principal error es que generalizamos, es decir que a partir de un error  damos a entenderles  que son así en su totalidad.

Por lo tanto, las recomendaciones son:

·         No generalizar: todos los seres humanos tenemos virtudes y debilidades. Por algo que no nos salga bien, no quiere decir que todo en nuestra vida esta mal hecho. El que el chico haya reprobado en la escuela, no elimina el que sea educado. Curiosamente mientras mas le decimos a nuestro hijo que es torpe, inconscientemente actuará más de esa forma. Sin embargo si lo corregimos con palabras tranquilas, aunque firmes, el aprenderá que a veces se equivocará y no por eso deja de ser  inteligente, capaz y querido.

·         Si va a regañar o a castigar, no castigue quitando el afecto. Podemos  castigar quitando la TV, el Xbox, las salidas o los regalos, pero  no castigue diciéndoles  que ya no los quiere, por que entonces lastima y daña el alma. Al no ver la tv, el chico se enojará, llorará, pero aprenderá, y al poco tiempo lo trascenderá; sin embargo si le dice que ya no lo quiere,  lo lastimará para siempre.

·         Reforzar los aspectos positivos. Es más efectivo hacerles notar aquellas cosas en las que tienen habilidad e incluso ignorar los aspectos negativos. Por ejemplo si vemos que el chico esta ayudando en casa, decirle que es un chico trabajador, eso lo  motivará. Y en los casos en los que haga un berrinche, dejarlo solo, (pendiente de que no vaya a tirar algo y de esa forma se lastime); de esta forma,  al no recibir atención al cabo de un rato el enojo y frustración pasarán.

·         No desquitarnos con ellos: si tuvimos un mal día, tenemos problemas de pareja, económicos etc., ellos no tienen la culpa. En este punto  me detengo para hacer más claro algo que como padres quiero que vean, y es que las ideas negativas que damos a nuestros hijos acerca de si mismos,  en ocasiones tiene que ver más con nuestro enojo y frustración que con la realidad.

Recuerde las frases hirientes, no corrigen, pero si dañan emocionalmente; lo que corrigen son los límites.

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